martes, 18 de junio de 2013

Charla con Gonzalo Martré

:: Taller de Construcción del Socialismo, invita a charla con Gonzalo Martré, periodista y argumentista de Fantomas. Sábado 22 de julio del 2013, a las 11hrs, en el Juglar. Manuel M. Ponce No. 233 Colonia Guadalupe Inn México, DF. Álvaro Obregón CP. 01020 ::



Excelsa y obscena; reflexiva y epidérmica; compleja y mordaz; de frenética psicodelia, en ocasiones, la obra de Gonzalo Martré (1928), no obstante ser una de las más significativas de la literatura mexicana, es también una de las menos difundidas. Es, en lo que se refiere a su divulgación, lo que suele denominarse la obra de un autor de “culto”, de un heterodoxo. Y lo es por muy diversas razones: durante años (las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado) Martré fue el argumentista principal de una de las historietas más exitosas en México, Fantomas. La amenaza elegante, la cual dosificaba, como ninguna otra lo ha hecho, una afortunada mezcla de ficción científica y elementos culteranos; de cultura de masas y literatura a secas, pero en este tipo de literatura “gráfica” suele pasar inadvertido el nombre del argumentista (al menos en México). También lo es porque se trata de uno de los escritores más ácidos y satíricos de la escena nacional, sobre el que se ejerce una censura hipócrita, difícil de desentrañar, y finalmente, quizás como consecuencia de lo anterior, se trata de un escritor cuya falta de difusión es consecuencia de que su obra está editada (mal editada, en ocasiones), por lo general en editoriales marginales, con bajos y mal distribuidos tirajes, a pesar de ser un escritor enormemente atractivo, en términos de estilo y de temas, para un público muy heterogéneo.


Y es que, no obstante su extraordinaria calidad narrativa, con la que muy pocos podrían competir, Martré es un escritor sumamente incómodo para la literatura canónica nativa. Su vena satírica, rasgo esencial de su obra, aparte de penetrar con bisturí los rasgos más notorios y endebles de la vida y el carácter nacionales, suele enderezar sus obuses críticos en contra de no pocos de los más reconocidos artistas plásticos, escritores y críticos de México, de las más diversas escuelas, y aun de los funcionarios encargados de la difusión de la cultura nacional, lo cual puede explicar, al menos en parte, la acotada difusión de su obra. En sus textos, connotados funcionarios públicos como Consuelo Sáizar, críticos literarios tan disímiles y conspicuos como Christopher Domínguez Michael, Adolfo Castañón o Evodio Escalante, autores respetados —y canonizados— en las dos orillas del Atlántico, del talante de Carlos Fuentes o Fernando del Paso, son blanco de su incurable y magnífica sátira. Una sátira, por lo demás, espléndidamente divertida. De cualquier modo, la respuesta del medio intelectual ha sido, por lo general, el gélido ninguneo.


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