Explicamos que una nueva generación de zapatistas estaba llegando a los cargos de dirección. Jóvenes y jóvenas que nacieron después del alzamiento, que se formaron en la resistencia, y que se educaron en las escuelas autónomas, son ahora elegidos como autoridades autónomas y llegan a ser miembros de las Juntas de Buen Gobierno.
Se discutió y acordó el cómo apoyarlos en sus tareas, acompañarlos. Cómo construir el puente de la historia entre los veteranos zapatistas y ellos. Cómo nuestros muertos nos heredan compromisos, memoria, el deber de seguir, de no desmayar, de no venderse, de no claudicar, de no rendirse.
No había nostalgia en ninguno de mis jefes y jefas.
Ni nostalgia de los días y las noches en los que, en silencio, forjaron la fuerza de lo que mundialmente sería conocido como “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.
Ni nostalgia por las jornadas en que nuestra palabra era escuchada en muchos rincones del planeta.
No había risas, es cierto. Había rostros serios, preocupados en encontrar juntos el camino común...
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