viernes, 14 de diciembre de 2012

TERROR Y LEGALIDAD: ZACACUAUTLA


Alberto Híjar Serrano

Hay algo raro en las acusaciones penales de los talamontes Pedro y Margarita Canales contra los defensores del bosque y el manantial de Zacacuautla. El jueves 30, éstos fueron citados a ampliar sus declaraciones por delitos tan absurdos como afectación forestal y otra vez lesiones y daños en propiedad ajena, los mismos por los que ya fueron absueltos ante la inexistencia de pruebas. La afectación forestal obedece a la sucia táctica del ladrón que grita ¡al ladrón! para eludir su culpa. El Juzgado II Penal de Tulancingo tomó la ampliación de declaraciones de Filiberta Nevado y Trinidad Santos de pie frente al escritorio como niños castigados. Comentó un compañero: sólo falta que los pongan de rodillas y con los brazos en cruz sosteniendo unos ladrillos. Pese al cartel que alaba los juicios orales con la frase “ahora en los juicios darán voz a tu derecho”, el maltrato no cesa mientras Blas y Vicente Yañez, éste con un golpe visible en la cabeza, acuden a firmar por su libertad bajo fianza. Los solidarios presentes comentan la friega de los ires y venires para obligarlos a trabajar de más y a gastar el dinero que no tienen.

 Las demandas están mal hechas pero ya fueron suficientes para secuestrar y encarcelar a Fili y Trini cuando eran delegada y subdelegado en 2010 y a Trini, Blas y Vicente con la trampa de un citatorio para conciliación del Juez de Acaxochitlán en julio de 2012. Estas complicidades de funcionarios son indicios de la influencia de los Canales en autoridades municipales. De nada vale objetar la evidencia del título de propiedad falso que ostentan, firmado por un muerto a favor de papá Canales que tendría 16 años cuando supuestamente compró. En las oficinas de Tulancingo alguien advirtió sonriendo sobre el arreglo de cualquier documento a gusto del cliente en la Notaría 7.

 El recurso criminal de la intimidación y la amenaza, ha llegado a su punto más grave con la tala abundante para cargar cinco grandes camiones el martes 28. Al tratar de convencer a los no menos de 15 talamontes equipados con tres motosierras y armados con pistolas, los vecinos encabezados por la Cooperativa El Ocotenco fueron recibidos con insultos altisonantes y amenazados de muerte por la temida e impune banda de Los Negros. Tres frágiles mujeres contribuyeron a detener la golpiza contra Vicente, mientras el pequeño contingente recibía golpes y amenazas tan graves como la de nombrarle a un asustado padre a los hijos en un lugar de Veracruz con la advertencia de que uno a uno serían asesinados y así por este estilo a los demás. El más grande y gordo de Los Negros gritaba escoltado mientras enseñaban machetes y pistolas y también gritaban mentadas de madre en especial contra los cuatro perseguidos de El Ocotenco. Por todo esto que se supo en el pueblo de inmediato, la asamblea convocada para el miércoles 29 tuvo escasa asistencia. Contó con una presencia extraña de mujeres de Tecorral, una comunidad junto a Zacacuautla donde no hay agua y las mujeres tienen que conseguirla de pozos casi secos y arroyos de poco caudal. Pese a ser víctimas de la destrucción del bosque y el manantial en la que participan los hombres de Tecorral, sus mujeres intercambiaron gestos de burla y desprecio y se retiraron.

            
La asamblea del sábado 1 pudiera reunir a los curiosos, a los solidarios y a los dispuestos a continuar con las guardias del bosque. Todos quieren enterarse de cómo van los juicios porque saben del peligro de ser indiciados a partir de la figura legal de “a quien resulte responsable”.
            
En la víspera de la fiesta patronal del 8 de septiembre, Día de la Natividad de la Virgen María y con el cabezal de semillas coloridas hecho por los vecinos y vecinas, el terror cunde en Zacacuautla porque Los Negros son amos y señores de los caminos de la zona tepehua-otomí. Su poder es grande y fue probado cuando las autoridades municipales enviadas por el Presidente Eric Sosa y la patrulla de Acaxochitlán se negaron a acompañar a quienes pretendieron parar la tala ilegal y al intentar abrir una zanja para detener el saqueo, toparon con Los Negros, sus insultos, sus camionetas que salpicaron de lodo a los aterrados defensores del bosque.
            
Una esperanza se abre con el interés mostrado por la SEMARNAT de Hidalgo al enviar especialistas en leyes y medio ambiente a dar fe de los daños forestales para atender el exhorto de la Cámara de Diputados de Hidalgo para declarar zona de reserva natural protegida al bosque y el manantial de Zacacuautla. La Cooperativa El Ocotenco gestiona la legalidad del exhorto y no se deja vencer por la oferta de los abogados de los Canales de retirar los cargos a cambio de que desistan de cuidar el bosque y el manantial. No sólo están en juego las dos hectáreas de la comunidad o las 55 de la familia Gómez García, sino está el recuerdo de Samuel Cruz Hernández asesinado en 2004 y por las mismas razones, por los mismos que ahora amenazan y talan. El peligro es tan grande como la dignidad de los defensores de la tierra, el bosque y el agua en beneficio de todos, del planeta entero ante la evidencia de que la fría neblina que llegaba a Zacacuautla desde la Sierra de Hidalgo y Puebla al caer la tarde, no llega más. El clima se calienta, el agua puede desaparecer del manantial y El Ocotenco sonríe triste cuando recuerda a un funcionario que les dijo que no era para tanto porque en una comunidad donde la tala secó el manantial, el agua regresó después de cinco años. A Fili le gusta una frase de Henri Lacordaire puesta al lado de los juzgados: “el hombre honrado es el que mide su derecho por su deber”.   

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