Por Ezequiel
Maldonado[1]
Los nadies, los ningunos, los
ninguneados
no
hablan idiomas sino dialectos,
no
hacen arte sino artesanía…
Los
nadies que cuestan menos
que
la bala que los mata… No figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local…
Eduardo
Galeano
Ha sido un auténtico día
festivo este 8 de marzo ver a las trabajadoras sexuales muy alejadas de su
lugar de trabajo, San Pablo, zona de La
Merced y, sobre todo, en un espacio universitario: la Escuela Nacional de
Antropología e Historia, la ENAH. ¿Qué
hacían las más de 100 trabajadoras sexuales en horas de trabajo en un espacio
académico? ¿Cuál fue la convocatoria que operó este milagro? La sorpresa fue ver en el estrado, sitio
privilegiado para académicos e investigadores del SNI, a Norma Hernández, trabajadora sexual de la
Merced denunciando las razias, los operativos moralinos de la policía del DDF
que las trasladan cotidianamente a La Vaquita y que, en el trayecto, son
manoseadas, las desnudan, violan y ejercen todo tipo de vejaciones en el
tránsito, no sólo por ser mujeres indefensas mediante constantes operativos sino
por el agravio de ser prostitutas. En
una de estas razias, una de las mujeres abogó por su libertad para ver a su familia; la petición
provocó burla, escarnio y más vejaciones; una de sus hijas murió. ¿Hubo justicia, castigo, por el agravio? No. Hubo
prepotencia e impunidad de la supuesta ley y orden, o viceversa. En otro
agravio, una trabajadora sexual se cortó las venas; fue nota roja que provocó
morbo y sensacionalismo. ¿A quién demonios le importa una ninguneada?
Norma recordó en homenaje a Gloria León, Ana María
Casimiro, Angélica Flores y a Fernando Jaime como precursores de lo que hoy es
su organización. Recordó también los asesinatos de dos jóvenes y los constantes
operativos y abusos policiacos. Hubo un Foro de denuncia, ante los asesinatos y
la respuesta fue el incremento de operativos policiacos, con mayor saña e
impunidad. Hubo denuncias en los
periódicos y varias marchas denunciando la violencia policiaca lo que provocó
mayores operativos e intimidación ante nuestra
sublevación o la pérdida de la “gallina de los huevos de oro”. No
pretendíamos adueñarnos de las calles solamente que frenaran los abusos y
extorsiones cotidianas. ¿Qué hacer, nos preguntamos? Fomentamos el estudio, nos
preparamos e incentivamos cursos por la salud, la nuestra y la de nuestros
clientes. Planeamos cursos y búsquedas de alternativas. Ante el SIDA promovemos
el uso del condón por el bien nuestro y de los hombres. “Delincuencia
organizada y madrotas”, fueron los calificativos que recibimos, pero no
claudicaremos. Este 8 de marzo es un homenaje a las compañeras que ya no están
con nosotras. Por ello, defenderemos nuestros derechos.
Edith comentó el avance en los diversos cursos educativos
y señaló su origen rural; “somos de
pueblos” dijo, en referencia a una triple complejidad, su condición campesina,
mujer y prostituta. Agradeció a Casa Talavera donde se imparten cursos de
primaria y secundaria, dibujo, primeros auxilios, foto y video, y se aprende
que la violencia no es natural. Sin embargo, hay profesores que se exasperan y
les llaman “duras de cabeza”, ante la lentitud del aprendizaje. En su
testimonio, Edith resaltó las ofrendas de muertos, las mañanitas a la
Guadalupana, el festejo del 8 de marzo, día internacional de la mujer.
Agradeció al maestro Alberto Híjar
solidaridad y presencia en su lucha.
La
joven Gloria, 25 años, señaló que su
vida no ha sido nada fácil: violaciones, maltratos, burlas en el trabajo
sexual. Hoy considera que la violencia no es natural, menos en la familia y en
autoridades, que deberían proteger la legalidad. La pobreza e ignorancia se nos
presentan como si fuese nuestro destino. El sufrimiento ha sido doble, en
nuestro pueblo y en la ciudad de México. ¿Si no te metes de puta en que se
puede trabajar?, interroga. Nos educaron para ser sumisas, en un mundo donde el
hombre es un borracho o padrote y la mujer siempre trabajando. Esta generación
somos una especie de conejillas de indias,
por vez primera nos estamos educando. No somos asociación civil y, por ello,
nos dicen que no tenemos personalidad jurídica. Hemos elaborado un reglamento
de 26 puntos, compromisos y acuerdos: no consumir drogas ni alcohol, asistir a
la escuela, no admitir a menores de edad, realizar el análisis del VIH en forma
periódica, apoyo y solidaridad mutua en
la calle, entre otros puntos.
Susana
González es la maestra que imparte artes visuales y cursos de dibujo; sus
objetivos son desarrollar capacidades de observación, imaginación y un proceso
de sensibilizar a las trabajadoras sexuales. Señaló varios logros: confianza
mutua, comunicación, solidaridad, creatividad; hay talento, compromiso y
constancia, con ellas y su familia. Encontró una abierta actitud ante la
belleza, la bondad, la justicia. Los
cursos han impulsado una plena relajación y diversión, sin angustia, lo que ha
derivado en el florecimiento de sus habilidades creativas en la soltura del
trazo que impone el dibujo.
La maestra Concepción Álvarez dijo: un elemento que se
valora y significa es la resistencia cotidiana como patrimonio de la
experiencia femenina; en este tiempo repetitivo y casi natural se empiezan a
encontrar las señales de su opuesto, del cambio, de la acción femenina con
dirección y sentido, cuando la vida cotidiana se empieza a entender no sólo
como forma de expresión. En seguida se refirió a la doble moral del sistema y a
la ubicación social del comercio sexual como no trabajo. Sobre la doble moral
señaló: el intercambio sexual gratuito o comercial fuera del matrimonio degrada
exclusivamente a las mujeres; los hombres no corren el riesgo de afectar su
reputación, todo lo contrario: el no ser estigmatizados por su actividad sexual
se vincula con la libertad que poseen como sujetos; en la otra vereda, los
conflictos que surgen en relación con el uso del cuerpo femenino están
vinculados al estatuto de mujeres, sólo que éstas no son sujetos, sino objetos.
Sobre el trabajo sexual señaló: El trabajo pagado es un
primer paso para la autonomía de las mujeres, su independencia económica es
fundamental; permite un paso decisivo hacia la autovaloración, de ahí surge una
contradicción: que este dinero, producto de su labor, se encuentre controlado,
retenido, explotado por otro. Es fundamental que la actividad sexual deje de
verse como un estigma personal y se contemple en una perspectiva más amplia,
que supere la visión desvalorizada que pesa sobre las trabajadoras de sexo. En
la medida de su organización por derechos elementales –la educación, su libre
determinación y su trabajo- redefinan los términos simbólicos desde la
revaloración de su actividad.
Alberto Híjar habló del padrotismo intelectual en denuncia
a quienes realizan encuestas, informes perversos y se ocupan de los más explotados, para prostituirlos
mejor. En contraste, dijo, hay una necesidad de establecer la dialéctica de la
transformación del investigador, en referencia a Álvaro Angoa que usó cámara,
grabadora y memoria en su vínculo solidario con las trabajadoras. Señaló a la
zona de La Merced como un espacio territorial con un poder diseminado de las
trabajadoras de San Pablo que construyen los sujetos que han estado cercanos. Somos otra cosa, afirmó, han cambiado
nuestro autoritarismo, la estúpida moral cristiana para establecer relaciones
dialécticas. La frase “ni yo me oculto ni tú me espías” devela la relación
solidaria y el intercambio en la igualdad de condiciones sociales, construye
humanidad. En este día internacional, señaló, hay que poner en evidencia, en
crisis las perversas relaciones sociales: acudir a las microhistorias, a la vida cotidiana, al
claro oscuro de las calles mercedarias.
Al final de este emotivo festejo, Se develó una excelente
exposición de fotos, en la media luna de
la ENAH, que muestran el trabajo en la calle, testimonios de la vida cotidiana
de las trabajadoras sexuales; en esta presentación se ofrecieron trabajos tanto
de fotógrafos solidarios como de las propias trabajadoras que utilizan la
cámara no sólo como expresión de sus actividades sino como denuncia-creativa
que llena sus días. Al final, pudimos observar a varias trabajadoras embozadas
con una capucha y lentes negros que
ocultan/develan una identidad; nos preguntamos para qué; son tan jóvenes que
nadie negaría su condición de estudiantes de la ENAH.
[1]
Profesor-investigador de la UAM, Azcapotzalco, Departamento Humanidades.
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